martes, 22 de julio de 2008

El combate espiritual


Hoy no se combate al Cristianismo solamente en uno de sus fundamentos o en una de sus consecuencias: es atacado directamente en su corazón.

Cada época tiene sus herejías. También cada época ve renovarse el principio de los ataques contra la fe. Desde la antigüedad – desde su fundación - , el Cristianismo no deja de ser atacado, pero no siempre por el mismo lado, ni por la misma clase de adversario, ni con las mismas armas. Unas veces son los fundamentos históricos de nuestra creencia los que parecen sacudidos: la crítica de la exégesis bíblica, la historia de los orígenes cristianos, la de los dogmas y las instituciones de la Iglesia fueron el motivo de la contienda. Otras veces se desplaza al terreno de la metafísica. Entonces se niega la existencia de una realidad superior a las cosas de este mundo, o se la declara incognoscible; el pensamiento se repliega a posiciones inmanentes; o pretende, por el contrario, dividir el campo todo del ser y no dejar nada fuera de la razón que debe comprenderlo todo. Y como consecuencia, sin perjuicio de las objeciones más particulares contra tal o cual dogma, lo que desaparece es la idea de la creencia en un misterio. Frecuentemente los historiadores y metafísicos son revelados o reforzados por los políticos: éstos acusan, más bien denuncian, en la Iglesia, lo que ellos llaman sed de dominación terrena; muchos de ellos, no contentos con oponerse a toda injerencia de la Iglesia en el Estado, quieren acabar también con toda influencia cristiana sobre acabar también con toda influencia cristiana sobre el correr de los asuntos humanos, y los más ambiciosos llegan hasta rechazar, en beneficio del Estado, en beneficio del Estado, esta distinción entre temporal y espiritual que el mundo debe al Evangelio. Vienen, finalmente, las objeciones de orden social, objeciones tan fuertes tan fuertes e insistentes que nos ha parecido más de una vez preponderantes. Hace poco tiempo todavía, el primer cuidado de buen número de apóstoles acaso no era otro que probar, con la exposición de la doctrina social católica y con un esfuerzo de realizaciones sociales, que la religión no era “el opio del pueblo”, que la Iglesia no se desinteresaba de la suerte del hombre en la tierra y que, madre de todos, no tiene ninguna alianza con los ricos y los poderosos.

Ninguno de estos tipos de objeciones se ha desterrado hoy. En ninguno de estos sectores pueden aflojar nuestra vigilancia. Sin embargo, el ataque principal viene de otro lugar. Lo que está en primer plano, si no siempre al descubierto, sí en realidad, no es problema de orden histórico, metafísico o político social. Es un problema ESPIRITUAL. Es un problema humano total. Hoy no se combate al Cristianismo solamente en uno de sus fundamentos o en una de sus consecuencias: es atacado directamente en su corazón. La concepción cristiana, la espiritualidad cristiana, la actitud interior, que antes que todo acto particular y gesto exterior define al cristiano, eso es precisamente lo que motiva el ataque. ¡Qué tímidos parecen ahora aquellos hombres que, al conservar el Evangelio! O los que se pretendían liberarse de toda autoridad, de toda fe, pero que se reconocían seguidores de principios venidos de fuente cristiana. “Librepensadores” muy poco atrevidos, muy pocos “liberados” aún. Sus sucesores no dejan de ridiculizar su falta de lógica y su impotencia, englobándolos en el mismo desprecio que a los creyentes. Los actuales no comprenden eso de contentarse con “la sombra de una sombra”. No tienen ningún deseo de alimentarse del perfume de un vaso vacío. Vierten en el vaso un licor diferente por completo. Este “otro” es el cristianismo que derrocan y que reemplazan. JESÚS había operado una “subversión de valores”; lo que ellos hacen también es, a su vez, una subversión de valores. Al ideal cristiano oponen un ideal pagano. Contra el Dios que adoran los cristianos, ponen con toda fiereza nuevas divinidades. Haciendo esto tienen conciencia de que se ocupan de lo esencial y que de un golpe hacen lo demás, pues profesan con SCHOPENHAURER, que “es el espíritu y la tendencia moral lo que constituye la esencia de la religión y no los mitos de los que está revestida”. (Schopenhauer, Le monde comme volonté et comme représentation. Suplemento al 1. IV. Capítulo 48).

(Recensión de HENRI DU LUBAC, “El drama del humanismo ateo”, Ediciones y Publicaciones Españolas, Madrid, 1967, 2ª edición, 462 páginas. - Páginas. 128 al 130. Prólogo: Navidad 1943).


MARÍA SALVADA POR MARÍA
(Del Diario francés “Présent”, los días 2 y 15 de abril de 2008)

Los periodistas estaban pasmados. Algunos decían en la audiencia que acababan de presenciar, con lágrimas en los ojos y estremecimientos de emoción en la voz: “Hemos asistido a una confrontación de la pureza frente al mal absoluta, una lucha entre el bien y el mal”, dijo el enviado especial de RTL. Y venció el bien. Por fin, MICHEL FOURNIRET, el asesino y violador serial con ocho asesinatos confesados – su pareja lo acusa de once – no ha podido escaparse. La pequeña MARÍA ASCENSIÓN de 13 años, puso un punto final a las actuaciones del dúo diabólico.
El lunes, frente al tribunal, la que permitió su detención, hizo frente al “monstruo de las montañas”. Alta y hermosa, como irradiando la sabiduría y la serenidad, la joven belga lo encaró en los ojos. Su relato desgarrador, en el cual la perversidad y la violencia del acusado aparecieron en toda su crudeza, conmocionó a toda la asistencia.

“El 26 de junio de 2003, contó ella, he sido raptada por MICHEL FOURNIRET. Me preguntó su camino y se lo indiqué. Quería que lo acompañe y me negué. “No debes tener miedo, soy padre de familia, profesor, tengo 61 años. No está bien desconfiar de mí”. FOURNIRET la hace subir en su camioneta y arranca a toda velocidad: “Te llevó a Dinant porque desconfiaste de mí”. MARÍA ASCENSIÓN empieza a temblar de miedo. Reza a la Virgen María con todas sus fuerzas: “Confié mi camino a María”. Su raptor la ata de pies y manos y manosea con comentarios odiosos. El perverso ha comenzado un proceso hasta entonces irreversible.
“Gritaba sin parar, cuenta MARÍA ASCENSIÓN, entonces puso su mano derecha alrededor su garganta apretando muy fuerte…”. MARÍA ASCENSIÓN le pregunta “si forma parte de la pandilla de Dutroux”. “Soy peor que Dutroux”, le contesta. Pero la pequeña MARÍA tiene el alma pura: “Pensaba en mis padres que habían evitado que muriese en el Burundi (país de África asolado por la guerra; su familia se había refugiado en Bélgica) y ahora los iba a decepcionar…”. Atada atrás, MARÍA ASCENSIÓN llora rezando en voz alta cada vez más fuerte. “¡Cállate o te mato!” le grito FOURNIRET. Ella ve a lado del conductor una carta de los Países Bajos, de Bélgica y de Francia: “Pensé: está todo terminado, y toda mi vida me volvió a la memoria”.

En ese momento pasaban cerca del gran santuario mariano de BEAURAING. La niña sintió aflojarse las cuerdas de sus piernas. Se libera y con los dientes consigue liberar a sus manos. Ve un botón: Apretar para abrir”. Lo acciona. La puerta lateral corrediza se abre con estruendo. MARÍA ASCENSIÓN salta y huye corriendo. Detiene a una automovilista que la lleva a la comisaría. En el camino se cruzan con el vehículo de FOURNIRET que se volvió atrás para recuperar a su presa. Anotan entonces el número de patente que permitirá a la policía belga detener a FOURNIRET y a MÓNICA OLIVIER. Ese mismo día. Los policías no sabían todavía con quien se iban a enfrentar.

Más tarde, FOURNIRET a quien no le molesta una mentira y un engaño más, pretenderá mostrar que ese rapto fue “un fracaso voluntario” para dar fin a su carrera criminal.

En la audiencia FOURNIRET no contestará nada a la víctima que lo descubrió salvando así ciertamente a otras vidas. El asesino había revelado en una carta a su hijo sus intenciones con respecto a MARÍA ASCENSIÓN: “¿MARÍA? Es evidente que le hubiera arrancado los ojos y los miembros, viva, con un placer infinito”. Repite que quiere un juicio a puerta cerrada y se hunde nuevamente en una especie de sopor con los ojos medio cerrados.

El abogado general FRANCIS NACHBAR se inclina delante de la testigo: “Usted ha sido mucho más fuerte, mucho más inteligente que FOURNIERT; usted salvó su vida y la de muchas chicas más. Por ese motivo quisiera felicitarla y agradecerle”. El presidente GILLES LAPATIE quiere saber cómo MARIA ASCENSIÓN se repuso de este episodio traumatizante y si fue atendida por psicólogos. “Allí está la gracia”, contesta la joven, “no lo necesité”.

Es por su devoción a la VIRGEN MARÍA que la niña pudo liberarse. La prensa belga y sobre todo la radio y la televisión hicieron el “Black-out” sobre este hecho, mencionando solamente los “gritos” de la joven. La prensa francesa habló vagamente de “gritos y oración” de una joven muy creyente.

Es pasando cerca de BEAURAING, lugar en el cual la Santísima Virgen se apareció en 1932-1933, que MARÍA ASCENSIÓN pudo deshacerse de sus ataduras. Y ES A BEAURAING DONDE LA CONDUJO LA AUTOMOVILISTA QUE LA LLEVÓ Y QUE ANOTÓ EL NÚMERO DE PATENTE DE LA CAMIONETA BLANCA.

APARICIÓN DE LA VIRGEN EN BEAURAING, BÉLGICA. EL 29 DE NOVIEMBRE DE 1932 – 3 DE ENERO DE 1933.

Diario Pampero nº 72 Instituto Emerita Urbanus, del 20 de julio de Pentecostés del año del Señor de 2008
LAUS DEO TRINITARIO.

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