sábado, 28 de junio de 2008

La presencia y la vigencia del Padre Liqueno


La humildad y objetividad del PADRE LIQUENO hicieron que jamás olvidara a quienes, como él, palpita el alma del apóstol preocupado por hacer llegar a todos la VERDAD.

Por el Instituto Eremita Urbanus
En la Foto: Capilla del Colegio Liqueno en Pampa de Achala


La renovación tomista en José María Liqueno.

Las condiciones estaban dadas, aunque quizá precariamente, para una renovación tomista, y ésta se logra, en el orden en la cual los citaremos, en LIQUENO, RODRIGUEZ y OLMOS, y MARTÍNEZ VILLADA. JOSÉ MARÍA LIQUENO (1877-1926): nacido en Italia, vivió toda la vida en Còrdoba. Donde enseño Filosofía y Derecho Canónico. Fundo el diario La Tribuna. Entre sus importantes estudios históricos: “Influencia de la Universidad de Córdoba en la revolución de la Independencia Argentina”, Rev. De la Univ. De Cba., III, nº 9, pp. 131-146, 1916, y sobre todo, La cuestión social, 585 pp. Córdoba, 1917.

El P. Liqueno es el autor de la primera historia de la Filosofía pensada, escrita y editada en la Argentina; su Historia de la Filosofía en dos volúmenes (1923) responde a una doctrina y a un modo crítico de ver la historia del pensamiento filosófico y se caracteriza, como toda su obra, por su objetivo al pensamiento filosófico argentino. El tema de la Verdad y la Tradición. Se dedica a sostener la existencia histórica de Jesucristo y la credibilidad de los Evangelios, debido a la necesidad de hacerlo por la influencia del modernismo teológico de clara procedencia filosófica.

La primera preocupación de Liqueno es mostrar que si bien en verdad que el pensamiento transcurre, algo permanece a través del tiempo y esto “que no pasa” es la verdad que, precisamente, une el pasado con el presente y éste con el porvenir. Con relación al hombre, compuesto de cuerpo y alma, la verdad es como “el alma de las almas” y une a toda la especie humana; dicho de otro, “la verdad circula por las inteligencias” forjando cierta comunidad universal sobre el “depósito científico” en cuanto herencia de la familia humana. Este patrimonio “es la lo que constituye…la historia del pensamiento humano” y es, en efecto, la tradición. Si distinguimos historia y tradición, la tradición es “el depósito de verdades y principios dejados por nuestros antepasados”, y la historia entonces es sólo “la expresión ordenada y metódica de las mismas verdades”. De ahí que no debamos separarnos del pasado y de hecho, los actuales males de la humanidad se han producido por esta ruptura con la tradición. La tradición, lejos de quitar libertad científica, la funda y permite la unidad científica que debemos buscar; de ahí que la tradición sea “estímulo (…), fuerza insustituible y necesaria para el progreso”. Debe admitirse entonces un proceso del pensamiento filosófico aunque sin atribuirle “un valor radical del evolucionismo” (modernismo) necesario, como sucede en HEGEL; este proceso aunque sea “unitaria”, como dice Liqueno, es hijo de la Verdad y no a la inversa y por eso, no anula la libertad como en el hegelianismo.

En cuanto a la filosofía cristiana y la restauración del tomismo, el P. Liqueno considera que el pensamiento moderno comienza con el Cristianismo y por eso, comprende la Patrística, la Escolástica (la Edad Media), la Edad Moderna y la Contemporánea; tiene en cuenta la violencia del modernismo modernista, tanto en la vertiente del positivismo, cuanto hegeliana que ha llegado a poner en duda lo histórico de Cristo. Y no se olvide que le habían impresionado mucho las conferencias y escritos de LEOPOLDO LUGONES en el mismo sentido.

Liqueno coloca el comienzo del pensamiento moderno en la doctrina y persona de Cristo, es de capital importancia poner en claro lo histórico de Jesucristo. Liqueno expone la doctrina filosófica supuesta en la doctrina de Cristo. Ante todo, “la fe no destruye, sino (que) completa y perfecciona la naturaleza”: por ello ciertas verdades fundamentales del Cristianismo sean también verdades naturales; además, “la filosofía cristiana no niega el objeto y la finalidad de la filosofía, sino que abre nueva senda, nuevo método para el conocimiento de las mismas verdades”; en este sentido, la filosofía cristiana no es distinta de la antigua pero sí más perfecta; y por último, “la fe y la razón proceden de Dios, fuente de verdad”.

En cuanto a la crítica a los caracteres esenciales del pensamiento, advierte el P. Liqueno que los supuestos en los que coloca la base de su exposición de la historia de la filosofía , se contienen las críticas esenciales al pensamiento moderno que se dirigen, primordialmente, al idealismo, al positivismo, al materialismo especialmente marxista y el utilitarista. Con la historia a la vista, el P. Liqueno demuestra que la filosofía “liberal” (es decir, la filosofía moderna en general), separada de la fe ha sido impotente para evitar el cataclismo del hombre manifestado en la “guerra del 14”. En realidad, aquel desastre ha sido el resultado lógico de las premisas de la filosofía moderna, cuyos sofismas han querido probar que no existe lo sobrenatural ni el mismo Dios; pero los hechos se han encargado de mostrar que “sin Dios no es posible la VIDA SOCIAL”. Concluye, entre “otras orientaciones novísimas” coloca el P. Liqueno la filosofía católica como “reacción espiritualista” que sigue una línea que va desde BALMES y DONOSO CORTES a los nuevos escolásticos españoles; desde VICO y ROSMINI a GIOBERTI y VENTURA y los primeros escolásticos italianos de La Civiltà Cattolica por los nombres ilustres de LIBERATORE, CORNOLDI, la encíclica Aeterni Patris del Papa LEÓN XIII, SANSEVERINO, SIGNORIELLO, TALAMO, TAPRARELLI, PALMIERI, TOMGIORGI, ZIGLIARA, CHERUBINI, GEMELLI, todos embarcados en el propósito común indicado por LEÓN XIII de “aumentar y perfeccionar lo antiguo” con lo nuevo. Tal es la misión del propio Fray JOSÉ MARÍA LIQUENO, fraile de la orden seráfica de SAN FRANCISCO DE ASÍS. Era también un apóstol de probada virtud y su proverbial humanidad quizá explique la ignorancia en la cual se ha tenido por mucho tiempo su presencia y vigencia de su obra filosófica. Lamentablemente, el Padre Liqueno, como se le llamaba en Córdoba familiarmente, apenas vivió cuarenta y nueve años, pues falleció en Córdoba el 26 de abril de 1926. Desde Roma llegaron sus primeros escritos en el año 1900 en forma de entusiastas destinadas a ser publicadas en nuestro diario Los Principios y en las cuales ponía de manifiesto la gran influencia que ejerció sobre el Papa LEÓN XIII (JOAQUÍN PECCI; 1878-1903). Esta influencia, se extiende desde la constitución católica de los Estados hasta la Encíclica Rerum Novarum (Doctrina social) como asimismo la Encíclica Humanum genun sobre la masonería. Debemos recordar su monografía (1910) sobre la influencia de la Universidad de Córdoba en la revolución de la Emancipación y la Independencia nacionales, a la cual le atribuye el cumplimiento de tres misiones: fecundó la idea de la Independencia, formó hombres y porque era necesario, “bajo a la lucha encarnada en los hombres y en las iniciativas salvadoras”; por eso, pensaba Liqueno, la historia del país esta compendiada en la Historia de la Universidad. La simpática figura del P. Liqueno se incorporó de tal manera al medio que llegó a ser una suerte de institución cordobesa, es decir, un cordobés por adopción ab aeterno.

Ahora bien, la restauración de la filosofía cristiana debe realizarse, según el P. Liqueno, no solamente desde dentro de la historia del pensamiento filosófico; tampoco exclusivamente en el plano especulativo de la psicología – los dos primeros grandes temas de Liqueno -, sino también en el orden político-social contemporáneo. Así como en el especulativo la inspiración proviene, en gran medida, de la Encíclica Aeterni Patris de LEÓN XIII, en el orden práctico-político el impulso proviene, principalmente, de la Rerum Novarum del mismo Pontífice. No deja de ser un hecho fuera de lo común la publicación de una obra de más de seiscientos cuarenta páginas sobre la cuestión social, (según las enseñanzas del Profesor Doctor ALBERTO CATURELLI de Córdoba en su obra monumental “Historia de la Filosofía en Córdoba en Córdoba 1600-1983”, t. III (Siglo XX) CÓRDOBA, 1993) en el año de 1917, de la Revolución Rusa. Es un hecho no común que en esa obra se someta a crítica no sólo el liberalismo, sino el marxismo cuando no se sospechaba todavía las consecuencias mundiales que habría de tener su instauración en Rusia. Además, la preocupación socio-política de Liqueno tiene relación inmediata por un lado, con la situación global del mundo y por otro, con la situación argentina y especialmente de la ciudad de Córdoba. Antes de la publicación de su obra La cuestión social, el P. Liqueno había puesto sus ojos en la sucesión de ataques al Catolicismo en la ciudad de Córdoba en 1916 provenientes como del liberalismo como del “maximalismo” (socialiberalismo); pero todos tenían un origen común: “es la razón común – sostiene Liqueno – que anima a todos los incrédulos de DESCRISTIANIZAR y SECULARIZAR”. (“El Catolicismo y sus adversarios en Córdoba”, Verdad y Moral, I, p. 149)

Se impone esclarecer y recordar la época en la cual se formó, enseño y escribió. Debe estar situada toda su obra entre los años 1900 y 1926. Lo más importante de su obra escrita se produce entre los años 1912 y 1918. Su adhesión al tomismo lo sitúa en el movimiento neoescolástico de principios del siglo XX con soportes y raíces en siglo XIX. En cuanto a la fecha de sus escritos como el contenido doctrinal lo ubican como el primer restaurador de la filosofía tomista en nuestro país. Como antecedentes merecen citarse: JACINTO RÍOS, FERNANDO FALORNI, MAMERTO ESQUIÚ, NEMESIO GONZALES, pero LIQUENO es el único que produce una obra sistemática. Luego, ha sido el Padre LIQUENO el verdadero precursor de la restauración del Tomismo en Córdoba y quizá en la Argentina. con el antecedente de NEMESIO GONZÁLEZ y JACINTO RÍOS. Se trata de conciliar la restauración de la Filosofía Tomista (Papa LEÓN XIII. Encíclica Aeterni Patris) con la doctrina franciscana de SAN BUENAVENTURA y DUNS SCOTO. Por un lado, la escuela de Milán del Padre ANTONIO GEMELLI y la escuela de Lovaina, Bélgica, del Cardenal MERCIER. A ello se suma la generación de BILLOT, GONZÁLEZ, TAPPARELLI, LIBERATORE, CATHREIM, que orientan al Padre LIQUENO al estudio directo – sobre los textos – de la fuente principal: las obras mismas de San Tomás. El Padre LIQUENO pensó y escribió, enseñó y difundió en lo posible su pensamiento, con regularidad. Claro que no fue precursor de la filosofía hispanoamericana, ya en cierto sentido, el Padre LIQUENO se sentía y era un continuador de la mejor tradición franciscana de Córdoba.


La labor filosófica del PADRE LIQUENO eminentemente creadora, pero tuvo siempre un enemigo al cual dirigió sus duras críticas: el INMANENTISMO en todas sus formas: el hegelismo, el positivismo, el socialismo, especialmente el marxismo. Desde el punto cronológico, con el antecedente del maestro FELICIANO BARBOSA, se puede afirmar que el PADRE LIQUENO fue el primer crítico que tuvo el marxismo en la Argentina. Escribió la primera historia de la Filosofía pensada y publicada en el país. Que en cada problema que encaró, se ocupó especialmente de los autores argentinos que, desde diversas y contrapuestas posiciones, habían tratado el tema o el problema.


La humildad y objetividad del PADRE LIQUENO hicieron que jamás olvidara a quienes, como él, palpita el alma del apóstol preocupado por hacer llegar a todos la VERDAD, alimento esencial de la inteligencia y alegría del corazón cristiano y franciscano.


Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero nº 50 de Córdoba del 24 de junio de Pentecostés de 2008 en la festividad de SAN JUAN BAUTISTA con el Instituto Eremita Urbanus.


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