miércoles, 30 de marzo de 2011

*EN TOLEDO CANTAN LOS ÁNGELES*

*En una de sus cartas, RAINER MARÍA RILKE deja ver la fascinación que ejerció la ciudad española, caput imperii, sobre su espíritu. Allí creyó alcanzar la plenitud de las consumaciones. Se sentía permanentemente “al borde” de lograrlo y, a la vez, estaba impedido de dar el salto. Esa sensación – ese continuo caminar al borde del abismo – le acompañó durante todo el trabajo de sus “ELEGÍAS”, que termina en 1924. Una obra que surge acompañada de constantes crisis y silencios personales.*

Editó: Lic. Gabriel Pautasso


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