Al invitar a un representante
de la religión judía a expresarse, el cardenal VINGT-TROIS se inscribe en una
teología bastante confusa iniciada por su predecesor, que hizo de la
archidiócesis de PARÍS el laboratorio de una doctrina en la cual la Antigua
Alianza llegaría a perpetuarse sin reconocer por ello a la divinidad de CRISTO.
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
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