*Me encontraba durmiendo una mañana cuando, en medio de un hermoso sueño, un violento campanillazo me despertó. Me incorporé jurando en latín, francés, alemán, italiano, provenzal y valón; me puse un pantalón y unos chanclos y fui a abrir. Un señor de correcta apariencia me solicitó un instante de atención.
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
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