viernes, 10 de octubre de 2008

La maternidad de la Ss Virgen María


Entre todos dogmas marianos, ninguno tan inculcado y tan venerado por la LITURGIA sagrada como el de la MATERNIDAD DE LA BEATÍSIMA VIRGEN MARÍA, por ser el principal y la raíz de todas las de prerrogativas que la distinguen y la encumbran sobre las demás criaturas.

Pero como “de MARÍA nunquam Satis”, ha querido la Iglesia afirmarlo aún con mayor explicitud y dejar un monumento vivo del XVº CENTENARIO DEL CONCILIO ECUMÉNICO DE ÉFESO (431) en que los Padres, reunidos en la ciudad mariana por excelencia bajo la presidencia de SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, legado al efecto del Papa SAN CELESTINO, (422-432) anatematizaron al patriarca NESTORIO (véase Nestorianismo) y definieron la Divina Maternidad de la VIRGEN MARÍA, proclamándola TEOTÓCOS, DEÍPARA o MADRE DE DIOS, por ser MADRE DE DIOS, el cual es Dios al que par que hombre.

Hasta marzo del año 569 no llegaron a Constantinopla los legados pontificios portadores de u documento que todos los obispos debían firmar en testimonio de su fe católica y como condición de su reconciliación. Ésta es la famosa Fórmula del papa Hormisdas. Reconoce que la fe de la Iglesia nunca ha fallado, según las palabras de Nuestro Señor a su primer obispo “Tú eres Pedro…”. Condena a EUTIQUES lo mismo que a NESTORIO (asociando a SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA) con el papa en esta última condenación. Reconoce explícitamente las decisiones de Éfeso lo mismo que las de Calcedonia (451). Era un error dar a María el título de Madre de Dios. Ella simplemente era madre de Aquel en quien Dios “inhabitaba” como en templo.

De donde resulta para la VIRGEN MADRE “una dignidad casi infinita” (SANTO TOMÁS DE AQUINO), pudiéndole llamar de algún modo los Santos Padres como el complemento de la Trinidad, su instrumento y cooperadora en la magna obra de la Encarnación y de la Redención.

Pero al ser MARÍA Madre del Hijo de Dios por naturaleza, es también Madre de los hijos de Dios por adopción y por gracia. Este aspecto tenía menor relieve en la Liturgia; que ahora insista en él la Iglesia, por ser uno de los mayores consuelos que caben al hombre huérfano y pecador. MARÍA es MADRE de todos los cristianos en el orden sobrenatural, por serlo de Cristo, el cual se declaró a boca llena nuestro hermano mayor, dispuesto a compartir su herencia con nosotros y su divina filiación. Esto por su cooperación en nuestro rescate, y mejor que EVA merece ser llamada “Madre de todos los vivientes”. Esto también por su amor y maternal solicitud; y finalmente, a título de donación, por habérsela dado Jesús agonizante al Discípulo amado, y en él, a todos los señalados con el sello de Cristo. “Celebremos, pues, con regocijo la Maternidad de la bienaventurada VIRGEN MARÍA”.

¡OH MARÍA, MONSTRA TE ESSE MATREM! y MUÉSTRENSE LOS REDIMIDOS HIJOS TUYOS CARÍSIMOS, HIJOS DIGNOS DE TAN SANTA Y EXCELSA MADRE, PARA QUE MEREZCAN DISFRUTAR UN DÍA DE TU VISTA Y DEL CALOR DE TU REGAZO.

Diario Pampero nº 111 Cordubensis
Instituto Eremita Urbanus

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